Un arte ancestral desarrollado en Brasil por descendientes africanos con influencias indígenas probablemente desde principios del siglo xvi, trae consigo un repertorio de movimiento arte y cultura difícil de absorber en su totalidad pues puede que pase toda una vida en su práctica y no se lleguemos a descubrir todos estos aspectos a la perfección.
Algo que no se tarda mucho en descubrir es que, por lo menos 2 aspectos de la capoeira provocan una euforia traducida en la creación de esa sustancia química llamada endorfina, que nos estimula la parte del cerebro donde generamos las emociones placenteras.
Hay una relación de amor y odio entre las emociones y nuestro sistema inmunológico, que puede llevarnos a caer enfermos o por lo contrario hacerte sentir un superhéroe.
La musicalidad de la capoeira es parte clave de este coctel de emociones, ya que a no ser que vengamos de otro planeta, no cabe en mi cabeza que la música no provoque felicidad a alguien. De hecho la música es una de las armas más poderosas para salir de cualquier pozo en el que estés metido a nivel psicológico.
Investigadores del departamento de terapias de artes creativas de la universidad de Drexel, en filadelfia, han demostrado a través de un estudio que las intervenciones con música pueden tener efectos beneficiosos sobre la ansiedad, el dolor, el estado de ánimo y la calidad de vida de los pacientes con deficiencias de tipo inmunológico. a pesar de su menor incidencia en aspectos tales como la frecuencia cardiaca, la frecuencia respiratoria o la presión arterial, las conclusiones de esta investigación validan la eficacia de la música como tratamiento médico complementario. (Department of Creative Arts Therapies, College of Nursing and Health Professions, Drexel University)
Cuantas veces nos hemos sentido bajos de ánimo y un par de notas bien entonadas nos ponen la piel de gallina y se dibuja una sonrisa en nuestro rostro…
Otro aspecto crucial en la capoeira es por supuesto, el movimiento. Es sabido, estudiado y con toda la evidencia científica, que la actividad física es beneficiosa para el ser humano a muchos niveles y el más importante es la influencia que tiene en nuestro sistema inmunológico.
Nuestro cuerpo se somete a un ejercicio voluntario en el cual actúa el sistema energético aeróbico principalmente y anaeróbico en ocasiones, ya que la intensidad es poco elevada en gran parte del proceso, aunque a veces el ritmo suba momentáneamente. De esta manera hay un incremento del VO2 y un acondicionamiento físico desde el primer día, además de una mejora de flexibilidad. Todos estos aspectos beneficiosos cuanto menos físicamente, repercuten en un estado mental más sano y en consecuencia un sistema autoinmune a niveles elevados.
Es así que combinando como mínimo las dos partes de esta cultura, podemos adquirir una ’’mente sana e corpore sano’’… esto se traduce en un sistema autoinmune listo para lidiar con cualquier factor externo amenazante.